Hoy
hemos madrugado un poquito menos. El despertador ha sonado a las 07h00, porque
nos dedicaríamos a la ciudad de Jerusalén por completo, y nuestra primera
actividad iba a ser muy cerquita del hotel, por lo que Néstor nos ha planteado
salir paseando a las 08h30 hasta el Monte Sión.
Recinto de la "YMCA", o "Asociación Cristiana de jóvenes", con ramificaciones por todo el mundo |
Hemos
salido del hotel y nuestra primera parada ha sido en Mamilla, un centro
comercial al aire libre, junto a la Puerta de Jaffa, una de las ocho puertas de
la Ciudad Antigua. Mamilla tiene permanentemente una exposición de esculturas a
la venta, para quien desee comprarlas. Muchas de las piezas nos han llamado la
atención por su originalidad.
"Mamilla" alberga una exposición permanente de esculturas en venta |
Al
llegar a la Puerta de Jaffa hemos entrado a la Ciudad Vieja y hemos bajado por
David Street, una de las calles principales del Bazar de Jerusalén. El comercio
empezaba a despertar, y muchas de las tiendas comenzaban su actividad.
Para
ir al Monte Sión hemos tenido que cruzar dos de los cuatro barrios de la Ciudad
Vieja, el Cristiano y el Judío; los otros dos son el Musulmán (ya os contamos
que por ahí transcurría gran parte de la Vía Dolorosa) y el Armenio. Durante
nuestro paseo, Néstor nos ha ido explicando cómo era la vida alrededor del
Cardo, la arteria principal de la ciudad en aquellos tiempos.
Precioso mural que nos cuenta cómo era la vida en aquellos tiempos |
Al
llegar al Monte Sión hemos cruzado la puerta del mismo nombre, y nos hemos
dirigido a la Abadía de la Dormición; esta iglesia, adquirida por una Orden
alemana, está dedicada a la Virgen María y su ascensión al cielo en cuerpo y
alma.
Nuestro
paseo nos ha llevado hasta la Tumba de David; como en el Muro, las visitas
están separadas por sexos, hombres a un lado y mujeres al otro, y los hombres
tienen a su disposición unas “kippas” que luego puedes llevarte de recuerdo.
"La sinagoga sefardita de Monte Sión establecida durante a Guerra de la Independencia, 1948". Los sefarditas eran los judíos que salieron de España (o "Sefarad") |
Junto
a la Tumba de David se encuentra el Cenáculo, el lugar de la Ultima Cena. En el
recinto podemos contemplar, entre otras cosas, un árbol regalo de San Juan
Pablo II. El tronco del árbol simboliza la Fe, y sus tres ramas representan a
las tres grandes religiones monoteístas (cristianos, judíos y musulmanes). Es
una bonita alegoría sobre que Dios es Dios, y puedes adorarle de diferentes
maneras.
Lugar que indica la dirección de la Meca. En el Cenáculo encontramos elementos de diferentes religiones |
El árbol regalado por S.S. Juan Pablo II en su visita en el año 2000 |
Hemos
regresado a la Ciudad Vieja por la misma Puerta de Sión y nos hemos dirigido al
Muro. ¡Cómo cambia el Muro de visitarlo de noche a visitarlo de día! Había
mucho ambiente, para ser un martes a mediodía, pero es que el Muro tiene
visitantes las 24 horas del día, los 7 días de la semana…
Hemos
hecho una parada para comer en el Restaurante Golden City, con un buffet muy
sabroso y unas vistas desde la terraza muy interesantes sobre los tejados de la
ciudad.
Tras
el almuerzo, hemos cogido el bus para dirigirnos al Monte Scopus. “Scopus”, en
hebreo, significa “vigilantes” u “observadores”. En su momento tuvo una gran
relevancia como enclave militar, y en la actualidad alberga a la Universidad Hebrea
de Jerusalén, que tiene más de 20.000 estudiantes. Sus vistas son espectaculares,
desde allí se observa muy bien la cúpula dorada del Domo de la Roca, en la
Explanada de las Mezquitas.
Desde aquí se contempla perfectamente la Explanada de las Mezquitas, sobre el Muro de los Lamentos |
Cementerio judío en la ladera del Monte de los Olivos |
Seguimos
bajando, con el bus, hasta la iglesia del Pater Noster, en el Monte de los
Olivos. Es un recinto custodiado por monjas francesas en donde encontramos en
cerámica el “Padrenuestro” en infinidad de lenguas. No nos hemos dedicado a
recorrer el recinto entero, nos hemos conformado con localizar el Padrenuestro
en español, ¡y en aragonés! ¡Oye, qué ilusión nos ha hecho! ¡Como cuando oímos
jotas fuera de casa…! Muchos compañeros no han querido marcharse sin
fotografiarlo.
Continuando
con nuestro paseo, cuesta abajo por una pendiente con una inclinación tremenda,
hemos llegado al recinto de Dominus Flevit (en latín, “El Señor lloró”). Aquí
se encuentra una capilla con forma de lágrima, obra del arquitecto Antonio
Barluzzi, que indica el lugar donde Jesús lloró por Jerusalén a la vista de su
muralla. Desde luego, las vistas son espectaculares…
En
el Monte, en nuestro descenso, hemos pasado por un cementerio judío. La
tradición cuenta que cuando llegue el Mesías y entre en la Ciudad, comenzará el
Juicio Final y la resurrección, y que los primeros que resucitarán serán los
que más cerca estén. Por eso todo el mundo desea enterrarse lo más cerca
posible de la Muralla.
Al
llegar al final de la cuesta nos encontramos con el Huerto de los Olivos, en
Getsemaní. “Getsemaní” significa “prensa de oliva”. Aquí nos recibe un conjunto
de olivos, junto a la Basílica de la Agonía (¡cómo no!, de Antonio Barluzzi), en
la que se halla la Piedra de la Agonía, donde Nuestro Señor Jesucristo sudó
sangre. Es una basílica que también es conocida como “Iglesia de las Naciones”,
en la que muchos países, entre ellos España, aportaron fondos para su
construcción. En este enclave privilegiado hemos celebrado la Misa.
Rosetón con el escudo que simboliza la aportación española. Está en la cúpula del centro de la Basílica |
Celebrando la Misa sobre la Piedra de la Agonía |
Al
salir, hemos rodeado el Huerto y nos hemos dirigido a una iglesia ortodoxa muy
cercana, donde se encuentra la Tumba de María. La iglesia es muy bonita, típica
ortodoxa con infinidad de lámparas, junto a la cueva donde se quedaron dormidos
los discípulos que deberían estar haciendo guardia, velando por Jesús, el día
de su prendimiento.
Iglesia ortodoxa que alberga la tumba de la Virgen María. |
El interior de la iglesia es fascinante... |
Bajo este altar se encuentra la tumba de la Virgen María |
Ya
eran las cinco de la tarde, noche cerrada, cuando hemos salido de la iglesia y,
reventados, hemos cogido el bus para retirarnos al hotel a descansar. Bueno,
descansar-descansar, lo que viene siendo descansar, no sabemos, porque tras la
cena un grupo de compañeros se ha acicalado y se ha ido a pasear por
Jerusalén-la-nuit, apurando nuestra estancia en esta bella y mística ciudad. Lo
que han hecho, bueno, como dice aquel, “lo que sucede en Jerusalén, se queda en
Jerusalén”. ¿O era en Las Vegas? No importa, también nos sirve, ¿o no?
Mañana
cerramos el círculo con la visita de Betania, donde celebraremos la Misa,
continuando con Masadá, y rematando con un almuerzo y baño en uno de los
balnearios del Mar Muerto. También lo contaremos por aquí.
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