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Puede descargar nuestro programa aqui.

¿Quiere ver cómo se desarrolla nuestro viaje, y qué cosas vamos a visitar? Puede verlo en este video

jueves, 14 de noviembre de 2019

DIA 3 DE VIAJE: LA GALILEA YA NO TIENE SECRETOS PARA NOSOTROS...

Lo de madrugar se va a convertir en una pequeña costumbre. Y es que, aunque hoy íbamos a salir a las 07h45 del hotel, nos han tocado “diana” a las 05h45. Que tampoco nos sobra tanto tiempo, la verdad, porque estos desayunos son para tomarse la vida con calma…


Nuestra primera visita ha sido al Monte de las Bienaventuranzas; aquí encontramos una iglesia moderna, custodiada por unas monjitas que son las encargadas de mantener operativo en Santuario: se encargan de organizar los turnos de misa, reciben a los peregrinos y controlan que la gente no sea muy ruidosa. Nos han asignado el Altar nº 3, de San Marcos. Las capillas en el Monte de las Bienaventuranzas son al aire libre, lo que da una sensación de paz y bienestar muy reconfortante.



Cabe destacar que el P. Ramón ha sido requerido por varios grupos de peregrinos asiáticos, que le han saludado con auténtica devoción, ¡y hasta se han hecho selfies con él! Y el P. Ramón, dejándose querer…








Hemos seguido viaje sin demorarnos mucho. ¡Y es que nuestro programa es tan completo, que no deja sitio al esparcimiento, lo que también es una pena, pero… ¡hay tantas cosas que ver!

Siguiente parada: Tabgha, el lugar de la multiplicación de los Panes y los Peces. La iglesia es muy sencilla, y destacan los mosaicos “nilóticos” (con motivos del rio Nilo, en cuanto a la flora y a la fauna), y las imágenes del Theotokos (la Virgen, Madre de Dios) y el Pantocrátor (representación de Jesús con el libro de los Evangelios). Aquí Néstor nos ha contado el episodio de la multiplicación de los Panes y los Peces, y en el patio de la entrada hay un pequeño estanque con carpas de colores, a los pies de un olivo.












Tras la visita, nos hemos encaminado al “Primado de Pedro”, el lugar junto al Mar de Galilea donde se encuentra la “Mensa Christi”, roca sobre la que Jesús y sus discípulos almorzaron tras la pesca; según la Biblia, Jesús se apareció a los pescadores, que habían tenido una jornada sin pesca, y les ordenó echar de nuevo las redes, obteniendo una gran captura. Aquí nos hemos podido acercar a tocar con nuestras manos el agua del Mar de Galilea.








¡Y seguimos conociendo cosas! Ahora, le tocaba a Cafarnaúm, el poblado de Pedro. Néstor nos ha explicado la importancia del lugar, por donde pasaban dos caminos principales de comercio y de transmisión de información y conocimientos. Hemos visitado la antigua Sinagoga, la iglesia (moderna) construida sobre los restos de la casa de Pedro, y nos hemos fotografiado con la estatua de Pedro.












De Cafarnaúm nos hemos ido, bordeando el Mar de Galilea, al otro lado del mismo para montarnos en un barco de madera y hacer una pequeña travesía por el Lago Tiberiades. Aquí, el P. Ramón nos ha hecho una reflexión sobre lo que significa ser “pescadores de hombres”.





















También ha habido tiempo para los posados y las risas. Hemos rebautizado a nuestro asistente espiritual como “P. Leonardo di Caprio”. ¿Por qué será…?



Al finalizar el paseo, vuelta al bus para acercarnos a Yardenit, uno de los lugares de renovación de las promesas del Bautismo que realizaron nuestros padres por nosotros. Hemos comido el “Pescado de San Pedro” (aquí hay opiniones para todos los gustos…) y tras la comida nos hemos acercado a la orilla del río, a realizar nuestra pequeña ceremonia. ¡Y quien ha querido, ha metido los pies en el agua!














Nuestra jornada iba tocando a su fin; nos quedaba visitar el Monte Tabor, lugar de la Transfiguración, donde Jesús mostró su lado divino a sus acompañantes. Pero, ¡ay! Hete aquí que chocamos con las cosas terrenales, y la mala organización de quienes regentan el monopolio de los taxis de subida al Monte Tabor (la carretera es zigzagueante y no se puede subir en bus…) nos ha hecho imposible la subida…


Pero no hay mal que por bien no venga; nuestro Plan B ha consistido en conocer el yacimiento arqueológico que los Legionarios de Cristo mexicanos han descubierto en Magdala, el pueblo de María Magdalena (que no es que se llamara así, sino “María de Magdala”. La fortuna ha hecho que se descubriera el yacimiento y que no se hubiera construido encima una iglesia bizantina, por lo que todo lo que se está destapando tiene un valor incalculable.



En Magdala hemos estado asistidos por Juan Pablo, un voluntario mexicano de los Legionarios de Cristo de, ¡atención! 18 años, que nos ha estado enseñando todo lo que allí se ha descubierto.




Cabe destacar el altar de la iglesia, con forma de barco; probablemente el punto más fotografiado del recinto.





Y ya nos hemos retirado al hotel, a cenar, preparar maletas y descansar, porque mañana nos levantamos a la misma hora y nos dirigiremos a cruzar la frontera de Jordania, donde nos esperan un par de días muy muy interesantes.

¡Claro, también os lo contaremos aquí! ¿Dónde, si no?

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