¿¿Alguien
pensó, en algún momento, que por ser el último día nos íbamos a relajar?? Pues
no. Nos hemos levantado a las 06h30 como los campeones, porque aun siendo el
último día los deberes no estaban terminados, y todavía nos quedaba alguna cosa
por ver.
Después
de un desayuno estupendo (algunos se lamentaban de que en casa no se desayuna
así, porque lo cómodo es que te lo den todo hecho…), hemos verificado que las
maletas estaban ya en la Recepción, las han cargado en el bus y poníamos rumbo
a Tel Aviv, la última etapa de nuestro maravilloso viaje.
De
camino hemos hecho una parada en Emaús, donde Jesús se juntó con dos de sus
seguidores, que no le reconocieron hasta que compartiendo la cena Él partió el
pan. Aquí se encuentran los restos arqueológicos del que a todas luces es el
lugar más probable del asentamiento de Emaús, ya que hay varios lugares que
pugnan por el reconocimiento de autenticidad.
Hemos
celebrado la Misa en un lugar muy pintoresco: dentro de los restos de la iglesia
bizantina, al aire libre, porque el día acompañaba mucho e invitaba a
experimentar.
Al
terminar la Misa, hemos estado un rato visitando el museo del complejo, con
restos de cerámica y mosaicos, antes de volver al bus para dirigirnos, esta vez
sí, a Tel Aviv, donde pasaríamos las últimas horas de nuestra Peregrinación.
Nuestra
primera visita en Jaffo, la antigua ciudad y hoy barrio de Tel Aviv, ha sido la
zona donde se han asentado infinidad de artistas, y da gusto recorrer sus
calles empedradas limpias como la patena, mientras disfrutamos de diferentes
expresiones artísticas (Murales, cuadros expuestos, escultura…). ¡Hasta los
números de las casas y los carteles de las calles son obras de arte!
Luego
nos hemos encaminado al Parque Abrasha, desde donde hay unas vistas fantásticas
sobre la playa de Tel Aviv, que es un centro turístico muy importante, con
mucha relevancia por su condición gay-friendly.
Siguiendo
con nuestro paseo hemos llegado hasta la iglesia de San Pedro. Aquí nos ha
cogido el bus para hacer un pequeño recorrido por el centro de Tel Aviv, y
hemos podido ver edificios de estilo Bauhaus, importado de Alemania, y hasta el
Memorial del asesinato de Isaac Rabin a manos de un estudiante ortodoxo de
Derecho.
En
un bonito trayecto por el paseo marítimo de la ciudad, nos han llevado hasta el
restaurante donde disfrutaríamos de nuestra última comida en Israel, antes de
irnos al aeropuerto a realizar los trámites de facturación y embarque y
regresar a casa.
¿¿Ya
se han pasado los 11 días?? ¡Madredelamorhermoso, se nos han ido “volados”! Eso
es que lo hemos pasado bien, y se nos ha hecho cortísimo.
Ahora
toca rememorar el viaje, que gracias a este blog va a resultar un poquito más
fácil; hay que interiorizar cada momento que hemos pasado en esta bendita
tierra, revivir las emociones que hemos experimentado con el repaso de nuestras
fotografías, reflexionar sobre cada explicación del Evangelio que nos han
regalado nuestros sacerdotes acompañantes (Ramón y José Ángel) con la
inestimable aportación de Néstor, nuestro guía en Israel, y también recordar
todos aquellos lugares que hemos visitado pese a no tener relación con nuestra
fe, como San Juan de Acre, Jerasa, Petra, el Museo del Holocausto o Masada. No
olvidaremos tampoco el desparpajo de Nader, nuestro guía jordano durante dos
jornadas deliciosas en el país vecino.
¿Y
el grupo tan bonito que hemos formado? Hemos cuidado los unos de los otros como
si fuéramos una gran familia, y estamos seguros de que esta experiencia
pervivirá en nuestra memoria y nuestros corazones durante mucho tiempo. Porque
esperamos que, para ti, este haya sido:
EL VIAJE DE TU VIDA
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