Hoy
abandonábamos Jordania, después de una visita exprés que nos ha permitido ver
algunos de los lugares más significativos de este país. Pero aún nos quedaba
conocer Monte Nebo, el lugar donde a Moisés se le mostró la Tierra Prometida
pero del que no se le permitió ir más allá. Aquí, los franciscanos custodian un
memorial en recuerdo del líder del éxodo de Egipto, que condujo al pueblo de
Dios durante 40 años de travesía.
El
Memorial tiene varios puntos de interés: la estatua erigida en conmemoración de
la visita de San Juan Pablo II en el año 2000, la puerta (redonda y de piedra)
de un monasterio, el mirador desde donde, en días muy claros, se puede ver el
Mar Muerto, el Valle del Jordán, Jericó y hasta Jerusalén (pero que nosotros no
hemos tenido esa fortuna), una iglesia con unos mosaicos originales
impresionantes, el olivo plantado por S. Juan Pablo II y un pequeño museo con
piezas de cerámica, columnas, maquetas y fotografías de las excavaciones del
lugar.
El
Memorial se construyó tras búsquedas infructuosas de la tumba de Moisés. Os dejamos aquí las fotos
Nos hemos despedido de Nader y, tras
el cruce de la frontera jordano-israelí, que hemos hecho con bastante agilidad,
nuestro guía israelí Néstor ya nos estaba esperando del otro lado, para retomar el
conocimiento de Israel, a partir de ahora de la región de Judea.
Nuestra
primera parada ha sido en el lugar “original” donde se realizó el bautismo de
Jesús. Las comillas son porque Néstor dice que fue allí, pero Nader (el guía
jordano) nos contó que según la Biblia el bautismo se produjo “al otro lado del
Río Jordán”, lo que técnicamente sería en la actual Jordania. Con esta
controversia, nosotros damos por ganador al P. Ramón, que mantiene una teoría
suya particular que nosotros suscribimos, que es que “lo importante no es dónde
sucedió, sino que sucedió”. Nos gusta pensar así, y con eso nos quedamos. ¿Qué
más da que fuera unos cientos de metros más arriba o más abajo? ¿O no?
En
este enclave hemos coincidido con muchos grupos que estaban celebrando la
renovación del bautismo, con más o menos parafernalia. Había peregrinos
rumanos, otros de Eritrea, norteamericanos, mexicanos… todo un crisol de
nacionalidades.
Al
salir del enclave del Río Jordán, Néstor nos ha llevado a un lugar que no
teníamos previsto, pero que nos alegramos de haber conocido por su belleza: el
Monasterio de San Gerásimo, ortodoxo. La historia de San Gerásimo con un león
es muy bonita y la podéis leer aquí.
Hemos
continuado con nuestra ruta y la siguiente parada ha sido en Jericó, la ciudad
más antigua del mundo y actualmente bajo la influencia de la autoridad
palestina. La primera parada ha sido junto a un sicomoro, árbol que según la
biblia sirvió a Zaqueo para poder ver a Jesús a su paso por la ciudad.
Hemos
comido en el restaurante “Temptation”, de tipo buffet, y de allí nos hemos
dirigido al mirador del Monte de las Tentaciones. Allí hemos aprovechado para
aprovisionarnos de dátiles, que según dicen son los mejores del mundo.
De
allí nos hemos ido a la Iglesia del Buen Pastor, donde celebramos la Misa.
Y
ya, ¡a Jerusalén! La ciudad nos va a acoger durante cinco noches, y estos días también
van a ser intensos. Antes de ir al hotel nos hemos dado una vuelta por la zona
moderna de la ciudad y hemos visitado, ya de noche, el Parlamento (en hebreo, “Knesset”)
y la Menorah, el candelabro de 7 brazos, auténtico símbolo de Israel, Néstor
nos ha explicado la composición del Parlamento, y que en la actualidad llevan
en lo que va de año 2 elecciones generales y, ante la falta de acuerdos, van
camino de las terceras. ¿Por qué será que todo esto nos resulta muy familiar?
Tras
la visita panorámica, nos hemos trasladado al hotel King Solomon, que será
nuestro hogar hasta que nos vayamos del país.
Os iremos contando todo lo que veamos y experimentemos.
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